El perro y la fuente
No hace
mucho en una empedrada calle de la ciudad de puebla co
n una fuente al centro jugaba una camada de perros callejeros, todos corrían de un lado a otro tras una pelota morada con estrellas amarillas.
De
pronto llego el turno del líder de la manada de correr con la pelota y los demás
perseguirlo, pero corrió tan rápido que se tropezó, al caer, la pelota salió
volando de su hocico y cayó en la fuente
que estaba al centro de la calle, los demás perros se sintieron tristes
porque ya no podrían seguir jugando porque la fuente era profunda y con poco
agua, por tal motivo no la alcanzarían.
De entre
ellos salió el perro negro - era el más pequeño y menor de la camada- y dijo -¡No se preocupen!, yo la sacaré de la
fuente- . Los demás perros se burlaron de él porque pensaban que era imposible.
Pero a
pesar de la burla el perro negro no se sintió mal ante esta situación porque él
sentía y sabia que él podría hacerlo bien, su voz interior le decía ¡Tú puedes!,
¡Adelante!
De
pronto se acordó del cuento de la urraca sedienta que llenaba de piedras un frasco
con poco agua para que de esta manera subiera y así poderla beber.
El sin
ayuda de nadie comenzó a traer piedras y a tirarlas a la fuente, al poner
tantas piedras en la fuente el agua subió lo suficiente, tanto que la pelota
flotó a su alcance y la pudo tomar, al ver su inteligencia los demás se
pusieron muy contentos y tomaron una decisión en conjunto nombrarlo el nuevo líder
de la camada.
El
perro negro se sintió muy contento y a la vez orgulloso de sí mismo y con esta
lección comprendió que el respeto se gana con valentía y que al aceptarse a
si mismo tal como es, confiar en sus
capacidades, no haciendo caso a burlas o comentarios pesimistas y siempre
atreverse a escuchar a su voz interior para intentarlo las cosas saldrán bien y
se conseguirá el éxito deseado. 
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